Segunda cruzda

    Entre los musulmanes iba creciendo el espíritu de jihad,  consiguiendo unificar los estados musulmanes y lanzarse a la conquista de los cristianos. El papa Eugenio III respondió dándole animo a la Segunda Cruzada. Atrajo a miembros de la nobleza,  obispos y nobles. Los desacuerdos entre franceses y alemanes, así como con los bizantinos, fueron constantes en toda la expedición.

    Los reyes al llegar a Tierra vieron que Edesa era un objetivo poco importante y marcharon hacia Jerusalén, donde en lugar de enfrentarse al sucesor de Zengi, eligieron atacar Damasco.Las huertas del oeste les facilitaban los víveres.

    Llegaron el 23 de julio, pero los musulmanes estaban preparados para el ataque y hostigaron constantemente al ejército avanzando por las huertas. Los cruzados expulsaron a los defensores al otro lado del río.

   Los cruzados no se pusieron de acuerdo sobre a quién se le daría el cargo de la ciudad en caso de que la conquistaran. Se movieron a un lugar que por un lado era menos fortificado, pero que por el otro, también era menos rica en comida y agua. Para entonces, Nur ad-Din  había llegado y les fue imposible regresar. Decidieron finamente levantar el sitio y regresar a Jerusalén.

   Fue un fracaso, ya que en tan solo una semana los ejércitos cruzados se retiraron. Con éste ataque hicieron que Damasco cayera en manos de Nur al-Din, que iba cercando los estados francos. El ataque de Balduino II a Egipto, iba a provocar la intervención de Nur al-Din en la frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera Cruzada.